miércoles, 18 de abril de 2012

Crónicas de Aventura. Página 8.

Lo que el Ojo no Ve. Parte 4

El plan había salido según lo previsto. Habían conseguido capturar con vida a dos de los cuatro goblin. Furio tenía ante sí la posibilidad de dar rienda suelta a su mayor divertimento, torturar bichos verdes. La primera respuesta del trasgo estuvo acompañada de un sonoro golpetazo. Furio no se detuvo ante los lamentos y súplicas. Al parecer, uno de los trasgos, de nombre Dagg, sabía como llegar hasta la vieja mina, así que, a modo de amenaza, el guerrero clavó una daga en la cabeza del otro:

-¿Seguro que sabes ir?, ¿no? - Le dijo al asustado Dagg.
-Sssiii- Tartamudeó el trasgo.
-Bien, pues para asegurarme de que no me engañas, te voy a partir la cara un rato.- Terminó diciendo Furio.

Después obtuvieron algo más de información, el Elfo que los comandaba había utilizado magia para castigarlos. Llevaba varios meses en las montañas, donde les estuvo entrenando. El visirtaní que le acompaña, un tal "Tenazas", al parecer tenía la habilidad de hacer hablar a la gente. Purpurio apuntó que seguramente se llevarían muy bien el visirtaní y Furio.

Al parecer, en la vieja mina, había otro campamento donde habría decenas de trasgos, allí llevaban a la gente que secuestraban para hacerla trabajar a la mina, pero desconocía como se estaba envenenando la gente.
Con esta información, partieron camino de la vieja mina, llevaban a Dagg amordazado y atado, serviría de guía. Y quien sabía, si para algo más.

Caía una ligera llovizna mientras avanzaban por el bosque. No tardaron en llegar a la base de las montañas. La ascensión se hacía complicada en algunos puntos, y el suelo embarrado no era de ninguna ayuda. El cansancio acumulado del día se convertía en dolor para las piernas. Auryn sugirió que sería un buen momento para descansar tanto el cuerpo como la mente, y así poder estudiar algún conjuro al día siguiente. Sus compañeros estuvieron de acuerdo.

Por la mañana emprendieron la marcha, tras discutir sobre la manera de avanzar, decidieron que en primer lugar avanzaría el goblin, Furio iría detrás, sujetándolo como si de un perro se tratase, después el mago, acompañado del pequeño zorro, y cerrando la marcha, la arquero elfa. Durante la ascensión, todos tuvieron la sensación de ser observados, así que Furio preguntó al goblin, quien le informó de que más arriba era posible que hubiera algunos vigías que solían preparar emboscadas. El mago quiso dejar libre al pobre Dagg, pero un gesto del guerrero dejó bien claro que esa no era su intención por el momento.

El camino era de piedra enana, cada vez más estrecho. A la izquierda del grupo un escarpado y peligroso talud mantenía al grupo en tensión. Fue el mago quien se percató de un destello metálico decenas de metros más arriba. Ante el peligro de una posible trampa, echaron a correr, al momento, una avalancha de rocas se precipitaba hacía ellos por la ladera de la montaña, el estruendo fue enorme cuando las rocas pasaron justo a espaldas del grupo.

Sin duda, la buena vista del mago, les había salvado la vida, pero frente a ellos, descendían a todo correr cuatro goblins armados con pequeñas lanzas, la Elfa no dudo en disparar su arco, la flecha voló hasta el pecho del goblin más adelantado, cayó al suelo desangrándose, el mago no era tan certero con su ballesta, por lo que apuntó esperando que su objetivo se acercase un poco más, el guerrero tiró con fuerza de la cuerda que sujetaba a Dagg tirándolo al suelo, no quería que escapase con la confusión de la pelea, luego sacó su espada. Los goblins estaban muy cerca, el mago disparó la ballesta, el virote voló en buena dirección, pero el goblin se giró en el último momento y apenas le rozó un brazo. Auryn no encontraba sitio para realizar un buen disparo, así que lo hizo como pudo, pero la flecha se perdió por las montañas. Llegó el primero de los goblin, que se llevo un espadazo del guerrero en el costado, aún así, lanzó un ataque con la lanza, pero el dolor del costado no le permitió estirar lo suficiente el brazo y falló en su intento. Un segundo goblin se lanzó también a por el guerrero, y con algo de suerte, consiguió impactarle en el muslo. La elfa recibió el tercer ataque, sintió un fuerte dolor en el brazo, donde la lanza se le clavaba con fuerza. Apartó el brazo dejando un reguero de sangre, con la otra mano sacó su espada, con un rapidísimo movimiento, la clavó en el vientre del goblin y con una patada, lo lanzó precipicio abajo. Junto a la elfa, el espadón de Furio partía por la mitad a uno de los goblin. Solamente quedaba un enemigo, al ver la situación, se giro preparado para correr, pero la elfa fue nuevamente más rápida y le ensartó por la espalda.

Un par de horas de camino más tarde, consiguieron llegar al campamento trasgo de la vieja mina. Un riachuelo descendía por la montaña paralelo a los edificios que ahora servían de refugio a los goblins. Pudieron ver a un par de ellos subidos en una torreta que en antaño debió de servir a modo de grúa en la mina vigilando la entrada. El resto de goblins parecían estar trabajando y recogiendo el campamento. En un lateral, junto al riachuelo, en toscas jaulas de madera atadas con cuerdas se encontraban los prisioneros, hombres y mujeres separados en diferentes jaulas, desnutridos, enfermos y débiles. Purpurio quiso liberar a Dagg, pero Furio fue firme en su decisión, y no solo no le dejó libre, sino que ante el peligro que suponía mantenerlo con vida, optó por degollarlo.

Tras discutir un plan de actuación, decidieron que el mago haría uso de un poderoso conjuro con el que dormir a los vigías de la torre, no fue complicado, la poderosa magia de Purpurio hizo que los dos trasgos durmieran plácidamente. Acto seguido , ascendió por las escaleras hasta la parte alta de la torre encargándose de eliminar a ambos trasgos. Auryn y Furio se acercaron hasta las jaulas. No había nadie vigilándolas, así que pudieron acercarse sin problemas. Unas cadenas con un gran cerrojo las mantenía cerradas, así que optaron por no internar abrirlas por el momento y obtener información de las personas enjauladas. Al parecer las llaves las tenía un hobgoblin que siempre iba sobre un jabalí, un tal Diente de Lobo. Al parecer los mantenían ocupados excavando, debían de estar buscando algo. Mencionaron el nombre de Garth, en ese momento a Auryn se le iluminó la cara.

-¿Está aquí Garth? - Preguntó. Le señalaron a un viejo Elfo tumbado en la jaula al borde de la muerte.
-¿Y Eburno? - Volvió a preguntar. Pero en este caso, la respuesta fue negativa.
Fue complicado calmarles ante las suplicas de ayuda, querían que les liberasen, temían por sus vidas, pero a Furio le pareció demasiado peligroso. Acercaron a Garth para que pudiesen hablar, y fue él quien les contó la situación.

No había visto a Eburno, le secuestro en su hogar un numeroso grupo de trasgos y lobos, querían conocer el paradero del Ojo, les repitió varias veces que no había tiempo, el Ojo estaba en peligro y debían protegerlo. Quisieron saber que era El Ojo, Garth les dio una rápida respuesta. El ojo fue forjado con un extraño metal caído del cielo en un meteorito, y en esa filatería, residía el alma de un terrible mago llamado Avalazan que se convirtió en liche. El elfo, de nombre Rozzark es quien buscaba El Ojo en la mina, ellos debían encontrarlo antes que Rozzark. Además, les dió las indicaciones de como llegar por un camino secreto hasta El Ojo, una capilla con una puerta secreta junto a la entrada a la mina.

Parte 5.

6 comentarios:

  1. Genial. Gracias por compartirlo con nosotros.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a vosotros por el juego !!!! Igual para la próxima, os copio el tema de twittear la aventura ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "te voy a partir la cara un rato" Histórico, jajajaja!!!!

      Eliminar
    2. Si pusiera todas las "sobradas" que dicen...Blog del año.

      Eliminar
    3. Nunca hay que fiarse de los goblins...a no ser que antes les partas todos los dientes

      Eliminar
    4. Espero ansioso el momento en que te los partan ellos a tí ;)

      Eliminar